Dir. Michael Dweck & Gregory Kershaw | Argentina / EE.UU | 83 min
Por LATINOSCOPIO FILM / Kino Latino
En el corazón de las montañas de Salta, donde el tiempo parece detenerse y los colores de la tierra se mezclan con el eco de una guitarra, Gaucho Gaucho nos sumerge en un universo que no se mide en minutos, sino en rituales, viento y libertad.
Los directores Michael Dweck y Gregory Kershaw —reconocidos por su mirada humanista y poética en documentales como The Truffle Hunters— regresan con una obra visualmente sublime que es, al mismo tiempo, un homenaje a una cultura en resistencia y una pregunta profunda sobre el futuro de la identidad.
Una comunidad, un sueño
La protagonista es Guada, una adolescente que sueña con ser «una gaucha», desafiando no solo las normas de género sino también las tensiones invisibles entre tradición y modernidad. Su vida transcurre entre la escuela —con sus reglas externas— y la libertad de las pampas, donde se siente realmente viva.
A su alrededor, la película nos presenta una galería de personajes entrañables: Santino, el joven bailarín que hace del arte un lenguaje cotidiano; Jony, el niño que juega a ser grande con la sabiduría de quien aún cree; y Lelo, un anciano que no parece haber vivido años, sino leyendas.
Un refugio de humanidad
Lejos de caer en la postal turística, Gaucho Gaucho construye con ternura y autenticidad un retrato coral de una comunidad que no se define por el pasado, sino por su capacidad de vivir con profundidad el presente. El filme vibra con la música criolla, con el gesto de compartir un mate, con la forma de montar un caballo como quien escribe un poema.
Pero también, sutilmente, nos lanza una advertencia: ¿puede esta comunidad seguir siendo sí misma en un mundo que avanza sin freno? ¿Qué significa conservar la libertad cuando todo alrededor se estandariza?
Una oda visual
Con una fotografía hipnótica y una narrativa casi sensorial, los directores capturan no solo escenas, sino atmósferas. Cada plano parece invocar una pintura viva, cada silencio nos conecta con la respiración del paisaje. Es cine contemplativo, pero nunca lento; emocional, pero nunca manipulador.
Gaucho Gaucho no es solo una película sobre Argentina.
Es una película sobre lo que todos estamos perdiendo.
Sobre los lenguajes que desaparecen sin ser traducidos.
Sobre los ritmos vitales que no caben en relojes.
Sobre los valores —comunidad, libertad, tierra, ternura— que aún laten en las periferias del mundo moderno.
Una joya para ver con los ojos abiertos y el alma receptiva.
Si quieres dejarte llevar por la poesía visual de Gaucho Gaucho, estas son las salas en Polonia donde podrás encontrarla. Desde Cracovia hasta Varsovia, el espíritu del gaucho cabalga también por nuestras pantallas:












